Historia

La Real Hermandad de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza y del Consuelo nace de la inquietud de un pequeño grupo de personas vinculadas al Colegio San Agustín y a la Parroquia Santa Rita de los PP. Agustinos que, junto con varios sacerdotes de esta comunidad, ven la necesidad de celebrar la Resurrección del Señor en las calles de Zaragoza igual que se celebra su Pasión y Muerte.

Este pequeño grupo está encabezado por Juan Luis Jiménez Gardeta, verdadero impulsor de este proyecto y auténtico luchador contra viento y marea para sacar adelante una idea que contó con importantes rechazos en sus comienzos. Nuestro querido y añorado Juan Luis, no sólo fue clave en los inicios sino que fue el primer Hermano Rector entre los años 1976 y 1984 y posteriormente volvió a asumir este cargo desde 1989 hasta su fallecimiento en 1991.

La idea de la fundación rondaba ya por sus cabezas desde 1975 pero se concretó el Sábado Santo, 17 de abril, de 1976. Un arduo proceso llevó a la aprobación por el arzobispo de Zaragoza, D. Pedro Cantero Cuadrado, el 13 de julio de 1976 de los primeros estatutos de la Hermandad, con lo cual, quedaba erigida canónicamente sin necesitar ningún otro requisito.

Esto suponía una gran novedad ya que hacía más de veinticinco años que no se constituía ninguna cofradía nueva en la ciudad. Poco a poco se van dando los primeros pasos, son muchos los asuntos por decidir y el tiempo avanza acercándose la primera Semana Santa; el hábito tenía un capirote azul celeste como prenda de cabeza y no se cuenta todavía con un paso propio. La primera procesión en la que participa la Hermandad fue la del Santo Entierro del Viernes Santo, 18 de abril, de 1977 desfilando en primer lugar como cofradía invitada.

El Domingo de Resurrección se realizará, tras la celebración eucarística, una sencilla procesión testimonial por el patio delantero del Colegio. A destacar que desde este primer año la Hermandad fue mixta y contó con su propia sección de tambores y bombos. El siguiente año marca unos estrenos muy importantes, los hermanos de la sección de instrumentos sustituyen el capirote por el tercerol. Éste será una de las señas de identidad características de la Hermandad y acabará siendo en pocos años la prenda obligatoria para todos los hermanos. Pero, sin lugar a duda, es el estreno de la imagen del Señor Resucitado, obra de Jorge Albareda Agüeras, la gran novedad del segundo año de la Hermandad.

Una imagen que rompió moldes y que trajo los aires de la nueva escultura religiosa emanada del Concilio Vaticano II a nuestra Semana Santa. Estos primeros años son de gran intensidad y dejaron profunda huella en todos los que los vivieron. Hablando con cualquiera de estos afortunados enseguida se capta la emoción con la que fueron construyendo poco a poco la Hermandad, cómo resolvían los problemas usando el ingenio y apañándose con unos recursos materiales generalmente escasos y cómo por encima de todo sabían lo que querían construir: una auténtica hermandad y no únicamente una cofradía limitada a la Semana Santa.

Desde el momento en que se cuenta con el Cristo Resucitado se tiene clara la idea de realizar un Encuentro Glorioso en la mañana de Pascua. A falta de una imagen de Virgen propia, este Encuentro se realizó en el año 1979 en la portada de Santa Engracia con una Dolorosa, propiedad de la parroquia, que fue sacada a la puerta por la Cofradía de Jesús Camino del Calvario. De igual manera en el año 1980, el Encuentro se realizó en el patio de nuestro Colegio con la Virgen de la Correa, talla de marfil prestada por las RR.MM. Agustinas de Santa Mónica. Por fin el año 1981 podemos contar con la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza y del Consuelo, también salida de la gubia de Jorge Albareda.

La advocación mariana propia de nuestra Hermandad quedó determinada desde la fundación años antes. Se buscó que fuera adecuada para la Semana Santa pero que a la vez estuviera en consonancia con el carácter pascual y alegre de nuestra advocación principal. También influyó que Nuestra Señora de la Consolación sea una advocación muy fuertemente ligada con la orden agustiniana. La madrugada del Viernes Santo, 17 de abril de 1981, saldrá por primera vez en procesión en un Vía Crucis conjunto con la Cofradía de Jesús camino del Calvario y posteriormente volverá a salir en la procesión general del Santo Entierro. El Domingo de Pascua se celebrará por primera vez el Encuentro Glorioso en la Plaza del Pilar al que asistió nuestro Arzobispo, D. Elías Yanes Álvarez, quien lo presidiría durante varios años. Pocos días después, el 27 de abril, S.A.R. el Príncipe de Asturias comunica su aceptación del nombramiento que se le ha hecho de Hermano Rector de Honor.

Durante estos años se van asentando algunas de las actividades de la Hermandad como la participación en los actos tradicionales de las fiestas de Ntra. Sra. del Pilar: Ofrenda de Flores desde 1977 y Rosario de Cristal, portando el Primer Misterio Glorioso, desde 1982. También existe una inquietud por dar una dimensión social a la Hermandad, que se materializaría en la colaboración con los Hermanos del Cruz Blanca, y por la vida espiritual, celebrando regularmente Misa de Hermandad. Aparecen las primeras publicaciones, de caracter muy sencillo, pero que serán prácticamente continuas desde 1980. Se realizan todo tipo de actividades recreativas, fruto de las cuales es el Grupo de Montaña Tebarray (1983) que adquirirá entidad propia posteriormente.

1984 es el año en el que se comienza a colaborar con el Excmo. Cabildo Metropolitano en la organización de la Vigilia Pascual que se celebra en la Basílica del Pilar la noche del Sábado Santo. El Sr. Arzobispo invita a todas las cofradías a unirse a esta celebración para celebrar juntas la Resurrección del Señor. Esta celebración provocará cambios en la procesión del Domingo de Pascua ya que a partir de ese año el Cristo Resucitado saldrá de la Basílica del Pilar tras haber presidido la Vigilia la noche anterior. A partir de este año se entra en un lento declive. Diferentes factores hacen que la Hermandad pase por una profunda crisis que desembocará en la constitución de una Junta Gestora en 1989. Afortunadamente todavía quedan hermanos capaces de volver a sacar fuerzas y que piensan que merece la pena trabajar por la idea de la Hermandad. Comienzan a recuperarse proyectos que habían quedado paralizados como la revista, se arregla la Sala de la Hermandad en los locales parroquiales para que sea lugar de encuentro y se proponen nuevas actividades que consigan atraer y comprometer más a los hermanos. Entre estos nuevos proyectos, en el año 1990, se construye una peana para portar los hermanos al Cristo del Buen Amor. Esta imagen preside el Vía Crucis del Viernes de Dolores y es portada en la procesión de Ntra. Sra. de la Esperanza remarcando su carácter penitencial. En el año 1991 se aprueban nuevos estatutos, que continúan hoy vigentes, adaptados a la experiencia adquirida y al nuevo código de Derecho Canónico. El fallecimiento del Hermano Rector Juan Luis Jiménez el 28 de octubre de 1991 supondrá un duro golpe en un momento en el que se está consolidando y renaciendo la vida de hermandad.

La hermana Ernestina Formento se hará cargo de manera interina de la dirección de la Hermandad y en las elecciones del año siguiente saldrá elegida, siendo la primera mujer que preside una cofradía mixta en Zaragoza. Con ella comienza un largo periodo de nueve años en los que se va aumentando la participación en las procesiones, se incrementa el patrimonio de la Hermandad y se refuerzan las relaciones con las cofradías y las instituciones zaragozanas. Su talante personal, su ejemplo y su dedicación, conquistan el corazón de muchos hermanos que trabajarán y se comprometerán con ilusión por su Hermandad. Así llegamos hasta el curso 2001-2002 en el que se celebra el XXV Aniversario de la Hermandad con diversos actos. El 18 de diciembre de 2001, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de la Esperanza, S.M. Juan Carlos I concede a la Hermandad el título de «Real», siendo el mejor regalo que podíamos recibir en una ocasión tan especial. Dentro de las distintas actividades conmemorativas realizadas podemos destacar: – Edición de un CD que recoge las marchas procesionales de esos veinticinco años. – Recepción de la Bendición Papal. – Ofrenda de flores a la Virgen del Pilar. – Recuerdo a nuestros hermanos difuntos. – Entrega de la Insignia de Plata a los hermanos con veinticinco años de permanencia en la Hermandad. – Conferencia audiovisual a cargo de nuestro hermano Fernando Lafuente Ferrer. – Solemne Eucaristía de Acción de Gracias. También es destacable la organización, pordelegación de la Junta Coordinadora, del XXVI Concurso-Exaltación de los Instrumentos Tradicionales y la VIII Exaltación Infantil (año 2001) y del Pregón de la Semana Santa (año 2002). Ambos compromisos supusieron un fuerte estímulo para los hermanos que se volcaron en colaborar para que su Hermandad quedara en buen lugar ante toda la comunidad que forma la Semana Santa zaragozana.